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DER KLANG DER FAMILIE, Berlín, el Techno y caída del muro.

Felix Denk y Sven von Thülen. Edición de Alpha Decay y la traducción de Juan de Sola.


Estos dos periodistas, uno de ellos Dj residente en el mítico club berlinés Watergate, llegaron a la ciudad de Berlín a mediados de los años noventa, cuando ya toda la cultura de club impregnaba Berlín, el Tacheles, conocidísima casa okupa en Oranienburgerstrasse, estaba en plena efervescencia y el club Tresor era ya de sobra conocido en el mundo entero. En algún momento se preguntaron cómo Berlín había llegado a ser lo que era y se pusieron manos a la obra; el resultado es un interesantísimo, y necesario, ejercicio retrospectivo que recoge la historia oral de la llegada de la cultura Techno a la ciudad del Spree, hasta finales de 1989 dividida por el muro de protección antifascista, o muro de la vergüenza, a través de sus propios protagonistas.



Y es que en estas páginas se puede leer mucho más que el desvarío de cuatro “ravers”, locos por buscar la fiesta en cualquier parte,


Una música, que por primera vez, no estaba politizada, carecía de letra, que la Stasi no entendía y sirvió para unir a diferentes sensibilidades dentro de la misma ciudad. Los mismos protagonistas reivindican la parte política del movimiento, que se movía entre la clandestinidad y el vacío legal de aquellos días, ya fuese ocupando uno de los tantos edificios y fábricas que quedaron vacíos en el Este, como alquilándolos a precios irrisorios mientras los propietarios, en la mayoría de los casos el propio estado, buscaba la forma de privatizarlos, venderlos y capitalizarlos.


CLÉ: Era tremendamente excitante. Tenía la sensación de estar en el meollo. De formar parte de todo aquello. De no ser un mero consumidor, sino de hacer algo, de crear cosas. Ir a todos los edificios abandonados y hacer cosas tenía para mí algo que ver con la crítica de la cultura”.

Este libro abre la puerta a una historia subterránea del techno, que toca de pleno con algunas de los colectivos que surgieron como grupos políticos unidos por ciertos tipos de música, como los punkies.

Si algo predominó en la historia del nacimiento del techno, al menos en Berlín, fue el sentimiento de hermandad que aunaba a gente de todo tipo, clase, condición. De verdad. Si por un colectivo fue que nació la cultura techno tal como lo hizo allí fue por la comunidad gay y la introducción del éxtasis, entre otras drogas de guardar en campos-pistas sagradas.




EL SONIDO DE LA FAMILIA


PRIMERA PARTE. Los años ochenta

  • La banda sonora de los incomprendidos

  • Disturbios anales

  • Billete de ida al espacio

  • Huida radiofónica

  • Probablemente, la noche más importante de la historia

SEGUNDA PARTE. 1990 - 1991

  • Los freaks entre los "zonis"

  • Zona autónoma provisional

  • A la caza de discos

  • El este a la escucha

  • Los hijos de la burguesía celebran el fin del mundo

  • La obra maestra del escapismo

  • El verano del amor

  • Transmission from Detroit

  • The biggest rave ever

TERCERA PARTE. 1992 - 1996

  • La música del futuro

  • El infierno más bello del mundo

  • Que no te pillen

  • Der Klang der Familie

  • La conexión Berlín - Detroit

  • Los repudiados

  • Todo por el anunciante

  • La misa solemne del techno

  • Más allá del arcoiris

  • "Amusement total sans regret"



Este libro habla de la capacidad de unión de la música, que dejó de ser un mero entretenimiento para ser el modo o el porqué de vivir de muchos jóvenes. Para los del este, porque la música tenía la fuerza de lo prohibido, de lo probablemente no aceptado por la ideología del sistema. Para los del oeste, porque el techno era una forma de cohesión en una zona dividida en tres, que no terminaba de ser ninguna de ellas.


Este libro es reflejo de una juventud que ya no puede volver, porque ahora hay móviles y Spotify. Esta juventud ponía sus fuerzas y a veces su vida por conseguir fotocopiar algunos libros, copiar algunos casetes, encontrar su hueco en algunos locales desvencijados en los que su único objetivo era bailar. También retrata una juventud ilusa, que creía que bailando se llevaban a cabo auténticos eventos políticos (pseudo)revolucionarios como la Love Parade, y que unió la música con las drogas como acto de transgresión.



Der Klang der Familie es un libro con múltiples lecturas. A nivel musicológico, habla de algo que todavía no se ha asumido en la academia: que el siglo XX ha evidenciado el necesario diálogo entre música popular, light (esos nombres se le ha dado catastróficamente a lo no académico), y la académica. También de la ignorancia cotidiana de la división categorías de esa «música popular», que sería penalizada en la música académica. Aquí se habla del acid, del EBM o de hard techno.



A nivel social, el libro trata la complejidad del lugar de la juventud, que aún está en discusión. Por un lado, porque parece que la juventud es ese reducto de la sociedad que es molesto, que es difícil de ubicar, el que ha motivado históricamente las revueltas y el que se atreve con lo prohibido (o en el límite de lo prohibido). Por otro, porque la juventud es un grupo difícil de manejar y poco deseable para los gobernantes porque cuesta bastante dinero y produce poco. En Der Klang der Familie se pone sobre la mesa esa juventud que comenzaba a liberarse de las cadenas de una moral patriarcal radicalmente arraigada en su forma de estar en sociedad y, al mismo tiempo, cuestionar los mecanismos de distribución del tiempo libre.



‘INGA HUMPE: Creo que hace falta una especie de formación previa. Es como cuando contemplas un cuadro de Yves Klein en el que no hay más que azul. Siete de cada diez personas dicen: “¿Cómo? ¿Sólo un color azul?”. Con el techno sucedía muchas veces algo parecido: la gente que no tenía acceso a él decía que era siempre lo mismo”‘.


Una ciudad desgastada por guerras, muros y el choque entre el exceso de un lado y la sobriedad del otro, llena de búnkers, fábricas, ministerios y descampados abandonados; se convertía a los ojos de algunos jóvenes molestos para la sociedad en un paraíso para lo clandestino. Los nostálgicos siempre pensamos que los tiempos pasados fueron mejores, y éste no se libra. Y es que en este libro se está hablando de creatividad sin un duro, que es al fin y al cabo la radicalización de la creatividad o la creatividad misma; y de una de las últimas pasiones del siglo XX. Este libro, además, sitúa la música como protagonista. Es decir, la música no era un hilo conductor, un mero elemento de cohesión, sino el motor y el sentido de las vidas colectivas de mucha gente.




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